La psicología del “Joker” de Todd Phillips

Reseña de la película y un análisis desde la Salud Mental.

En 2019, se estrenó la película “Joker” dirigida por Todd Phillips. Esta retrata la vida de Arthur Fleck, un comediante frustrado con problemas psicológicos, que se gana la vida como hombre anuncio disfrazado de payaso, que termina convirtiéndose en el famoso villano del universo de Batman. Además de numerosas críticas positivas al actor Joaquin Phoenix, también incentivó a muchos investigadores con formación en psicología a descifrar la psique de Fleck.

En este artículo se discutirá el consenso diagnóstico del guasón de Joaquin Phoenix, las críticas al sistema salud y el estigma sobre las enfermedades psicológicas.

El Joker, interpretado por Joaquin Phoenix

La enfermedad del Joker: afección pseudobulbar

A diferencia de otras encarnaciones del Joker, Fleck se presenta como un hombre tímido, poco carismático e incómodo socialmente. También sufre de ataques de risa en momentos inadecuados, por ejemplo, cuando una mujer está siendo atacada frente a él.

Su risa y el trauma en su cráneo que eventualmente es revelado, ayudan a establecer un diagnóstico. Así, en varios estudios, incluyendo el del neurólogo Alexis Demas, doctor en la Universidad de Rouen en Francia y el de Valentin Yurievich Skryabin, PhD en psiquiatría del centro de investigación y práctica sobre adicciones de Moscú en Rusia, se establece que sufre de una afección pseudobulbar.

La afección pseudobulbar o incontinencia afectiva se caracteriza por la risa o el llanto incontrolable en situaciones no aceptadas socialmente. Esta generalmente ocurre en individuos con traumas craneales que afectan el control de las emociones. Sin embargo, no explica del todo la violencia y la depresión que sufre el guasón.

El neurólogo Demas narra que Fleck sufre de algún tipo de trastorno de la conducta junto con depresión y estrés postraumático como consecuencia de un abuso vivido en su infancia. Las lesiones cerebrales aumentan significativamente la posibilidad de padecer de desórdenes de ánimo, de personalidad y ansiedad.

Aunque hay numerosos estudios que confirman la relación entre explosiones de violencia y traumas cerebrales, los análisis del “Joker” también destacan las escenas de discriminación y de desigualdad como detonante.

La importancia de la educación psicológica

En un principio, Arthur asiste a un psiquiatra asignado por el gobierno y recibe medicación, pero debido a la situación de Ciudad Gótica no le es posible continuar su terapia, ni obtener medicamento de manera gratuita. Este es uno de los de primeros hechos desencadenantes a su descenso.

Otra escena determinante es cuando, tras reírse incontrolablemente mientras unos hombres acosaban a una mujer en el metro, es atacado por ellos. A pesar de que Fleck carga un documento laminado que explicaba su situación mental, es objeto de rechazo, burlas y ataques constantemente. Tan solo en los primeros 20 minutos de la película, el protagonista que trabaja de hombre anuncio disfrazado de payaso es golpeado, sin motivo aparente, por un grupo de adolescentes que roban el letrero que carga como parte de su trabajo.

Esto finalmente lo lleva a convertirse en el guasón. Sin la falta de atención psicológica y rechazo social tal vez no existiría el Joker, al menos no en esta entrega. El doctor Demas explica que, aunque no se debe olvidar que es una obra de ficción, sí ofrece una crítica a la dificultad de acceso a los servicios de salud mental y el estigma con el que viven las personas con trastornos psiquiátricos y neurológicos.

De este modo, el cine, y el arte en general, ofrece una oportunidad única para tratar temas difíciles y mostrar diferentes perspectivas. En esta película, el Joker no es simplemente la antítesis de Batman, sino que es un producto de la sociedad.

Finalmente, es importante educar al público sobre las enfermedades mentales y el valor de la salud mental. En estos últimos años, especialmente tras el aislamiento como consecuencia de la COVID-19, se ha enfatizado tanto en la salud mental como en la física. Sin embargo, aún queda mucho por hacer, especialmente en lo que se refiere a trastornos diferentes a la depresión y la ansiedad.