Decisiones en épocas de incertidumbre.

¿Te encontraste alguna vez frente a una situación en la que tuvieras que decidir algo MUY importante, algo que sentías que cambiaba tu vida, sin la seguridad de poder hacerlo “bien”? ¿Quisieras conocerte mejor y saber cuáles son las mejores estrategias para superar estos obstáculos?

Juan Ignacio Gadea

La historia, antigua y reciente, da cuenta de esta dificultad de las personas para tomar decisiones racionales, dándole a los deseos, temores y estatus social, entre otros factores, más impacto del que hubiéramos pensado.

Un claro ejemplo actual es lo sucedido con el brote de COVI-19 y el Centro Europeo para el control y la Prevención de Enfermedades. Y es que, según un artículo publicado en el diario El País el 18 de marzo del corriente año, unas semanas antes de que el brote se volviera masivo y ya con los primeros casos positivos en la Unión, contra toda información disponible y fuera de una lógica racional los médicos y académicos mejor formados de Europa desestimaron el riesgo que suponía la enfermedad y su esparcimiento en la sociedad.

Esto evidencia que no sólo somos malos tomadores de decisiones, sino que tampoco somos muy buenos corriendo o evitando riesgos, aceptando las consecuencias y lo más importante, conscientes de porqué decidimos lo que decidimos.

¿La alternativa es aceptar el margen de error y seguir adelante? Por supuesto que no.

Es interesante pensar en la competencia de tomar decisiones, no solo por el efecto que generan en nuestras vidas sino porque necesitamos entender cómo funcionamos para aceptar y superar las malas decisiones.

La concepción tradicional indica que el proceso es racional y se basa en identificar la existencia de un problema, las opciones posibles de solución, analizar las ventajas y desventajas de cada una, compararlas y decidir. Y sin embargo, lo que se observa es que la información se distorsiona en algún punto. Por ejemplo, una persona puede beber alcohol en forma excesiva incluso sabiendo que tiene graves consecuencias para su salud. Otra puede posponer indefinidamente el último examen de su carrera por temor a un profesor y una tercera elegir a una pareja conflictiva a pesar de las innumerables muestras de desprecio o violencia.

Un problema adicional es que, incluso cuando nos equivocamos, sesgamos la información para no enfrentar el hecho de haber elegido mal. Podemos inflar las ventajas de nuestro nuevo auto y desmerecer las de la opción alternativa solo por no asumir que pagamos un precio excesivo. Esto repercute en la oportunidad de analizar en donde estuvo el error y aprender en forma continua.

Si bien no está claro cómo lograr un método infalible de toma de decisiones, si se observa que mayor autoconocimiento, capacidad para identificar y analizar nuestras emociones, la aceptación del error y autocrítica impacta positivamente en la elección y aceptación de las decisiones.

Cortesía de Influencia Positiva, a continuación, te ofrecemos una herramienta, para que descubras algunas cosas sobre cómo decidís.

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